Radiografia de un disparate
Cuando decidí empezar a escribir este
newsletter quería encontrar el tiempo necesario para expresar en libertad mis
pensamientos respecto de los temas de actualidad que nos afligen, y, de tanto
en tanto, pensaba insertar temas literarios que disfruto intensamente.
Pero el vendaval de sucesos que vivimos tiene
un vértigo inusual que conspira contra el análisis profundo de los temas. No
terminamos de abordar una cuestión, cuando ya es historia vieja reemplazada por
un nuevo escándalo.
Tengo preparado a medias un artículo sobre la
actualidad de la obra pública, otro sobre el incremento de la discriminación
por razones sexuales, otro sobre el debido respeto a la institucionalidad
republicana, otro sobre la identidad política de los protagonistas principales
del quehacer electoral argentino, y uno sobre la compleja situación interna del
peronismo. No pude concluir ninguno, ya que siempre una nueva noticia me llamó
la atención. Pospuse transitoriamente estos textos, y vuelvo hoy a formular, a
vuelo de pájaro, un recordatorio, a modo de radiografía del disparate argentino
. Sucesión de títulos y temáticas, que, al describirlos me causan preocupación
y estupor.
Camino a la autocracia
Muy pocos políticos han sabido ganarse el
respeto de propios y extraños. Emilio Monzó es uno de esos pocos. Su mesura y
equilibrio es reconocido en todos los ámbitos, y se sabe que sus análisis
políticos y sociológicos son profundos, meditados y poco propensos a las
adjetivaciones rimbombantes.
Sin embargo, en un reportaje publicado por el
diario La Nación y replicado por Página 12 , nos dice: “El gobierno de Javier
Milei va hacia una autocracia y pone en riesgo la República”.
Soy amigo de Emilio, le conozco hace muchísimos
años, y sé perfectamente que administra muy cuidadosamente sus apariciones
públicas, y que todos sus dichos suelen ser el producto de serias reflexiones.
Es lo contrario de un “tirabombas”. Sin embargo, lo que advierte en esta
entrevista es de una gravedad insoslayable. Nos cuenta que asiste azorado a la
parodia circense alocada que hoy se está viviendo en el Congreso Nacional y
remarca actitudes que indican la vocación oficialista por la imposición de
formas contrarias a los principios republicanos y constitucionales, en
consonancia con las actitudes del mismísimo presidente de la Nación. No podía
esperarse menos cuando verificamos que la integración de los cuerpos
parlamentarios se asemeja más a un casting de Gran Hermano que a las
formalidades institucionales que uno esperaría encontrar en un ámbito tan
trascendente de debate público.
Sorprende lo de Monzó, pero angustia que nadie
tomó conciencia de la gravedad de lo que está diciendo. Sus declaraciones no
despertaron el interés del gran público. Me da la impresión de que la
Democracia representativa, ese consenso básico logrado por mi generación, hoy a
nadie le importa . Ni siquiera a quienes se dicen demócratas, que toleran en
silencio el atropello sistemático a las instituciones. Cualquier desliz
antidemocrático kirchnerista está marcado a sangre y fuego, mientras que a
Milei todo se le tolera.
La defensa de la República ha demostrado ser
una convicción difusa que no se aplica contra el oficialismo actual. El fin justifica
los medios. Milei puede hacer cualquier cosa con tal de mantener el dólar
barato y la inflación semi controlada.
Emilio, infatigable y convencido, continúa su
prédica en el desierto y verbaliza con contundencia las inclinaciones
monárquicas del oficialismo. Es en vano. Nadie escucha. Pero hay que seguir
hablando, el sentido del deber ser es fundamental. Callar es cobardía y
complicidad con la locura.
Tenemos un mentiroso en la Corte Suprema de
Justicia de la Nación
El Dr. García Mansilla , al ser interrogado por
los senadores en ocasión del trámite parlamentario iniciado con motivo de la
propuesta de su designación para integrar la Corte Suprema de Justicia de la
Nación (28 de agosto de 2024), dijo enfáticamente que “ no aceptaría ser
designado como Juez en Comisión por Decreto ”. Muy poco tiempo después, y sin
ponerse colorado, juró como flamante integrante del Tribunal Superior de
Justicia de la Nación nombrado por un Decreto ridículamente atentatorio de la
independencia de poderes que preconiza nuestra Constitución Nacional.
Mientras escribo este artículo el Senado de la
Nación se apresta a tratar los pliegos enviados por el Presidente de la Nación.
Independientemente de lo que suceda esta tarde, nada cambiará. Siga o no en su
cargo, García Mansilla es un mentiroso, resta solo averiguar si mintió por
ambición personal o por subordinación a oscuros intereses que lo necesitan
cubriendo ese cargo de cualquier manera y cualquier costo.
De las “relaciones carnales” a la sumisión
absoluta
Corría el año 1991 y el Canciller Guido Di
Tella, en un encuentro con autoridades del Banco Interamericano de Desarrollo
(BID) en la ciudad de Washington pronunció una frase pretendiendo explicar las
relaciones que su gobierno quería mantener con los Estados Unidos: “No quiero
relaciones platónicas: queremos tener relaciones carnales…” . Muchos años
después Di Tella confesó en un reportaje que ese comentario fue una estupidez
que dije, lo acepto y lo padezco . El ex Ministro de Relaciones Exteriores
sostiene que lo que quiso resaltar era la importancia que para Argentina tenía
generar un relacionamiento más estrecho con el gobierno estadounidense. Más
allá de su intencionalidad, el dicho adquirió celebridad y quedó plasmado en el
imaginario como una representación gráfica de nuestro alineamiento
internacional.
Años más tarde, el entonces Presidente de la
Nación, Mauricio Macri, en ocasión de ir a recibir un premio que le otorgaba el
“ Think Tank ” Atlantic Council (curiosa similitud con Milei, esta afición por
premios que nada premian), dijo que: “Debo confesar que hemos comenzado una
relación con la Directora del FMI, Christine Lagarde, que espero que funcione
muy bien y que termine con toda la Argentina enamorada de Christine”.
Lagarde dejó sin pena ni gloria su cargo, los
argentinos no nos enamoramos de ella, y Macri perdió las elecciones, no sin
antes dejarnos de regalo un multimillonario endeudamiento en dólares con el
Fondo Monetario Internacional, que solo sirvieron para financiar una fuga de
capitales tenebrosa.
Pero en ambos momentos históricos hay que
reconocer que hubo un alineamiento nunca una subordinación absoluta rayana en
el vasallaje. Actualmente la cosa toma otra cariz. Estamos pasando sin
transición de un alineamiento aspiracional a una subordinación atentatoria de
nuestra dignidad soberana.
En el día de hoy Milei viaja por enésima vez a
los Estados Unidos. Va a recibir otro premio más, de esos que me hacen recordar
a los espejitos de colores que los conquistadores españoles regalaban a los
indios americanos para ganarse su obediencia a cambio de nada. Esta vez irá a
Mar-a-Lago, el búnker exclusivo de Donald Trump.
Realmente es triste ver esa adoración infantil
y ridícula que Milei siente por su par norteamericano. Como nación
independiente, es humillante ver a nuestro Presidente en actitudes genuflexas y
suplicantes. Todo lo que diga Trump es palabra santa. No importa que apliquen
aranceles a todo el mundo, incluida la Argentina, política ultra proteccionista
y antiliberal, pero si lo dice Donald, está bien. Tampoco preocupa el giro “
trumpiano ” a favor de la despótica Rusia y la humillación pública a Ucrania y
su Presidente Zelensky. No hay problemas, si Trump lo pide, traicionamos sin
piedad al ucraniano.
En su cosmovisión del mundo que divide los
países en buenos y malos, sin medias tintas, Milei consideró siempre buenos a
los norteamericanos, ya quienes el gobierno estadounidense le ordene. Putin
pasa así de “ comunista ” a ser considerado un “ estadista preocupado por la
paz en el mundo ”. Es realmente triste lo que estamos viendo, pero se hace más
grave si tenemos en cuenta que toda esta sumisión vulgar es al solo efecto de
seguir endeudando al país para mantener una paridad cambiaria insostenible .
Temas recurrentes
Por falta de espacio y tiempo, y con el
objetivo de no fatigar a los lectores enuncio a continuación un simple listado
de títulos que merecerían un abordaje profundo y que no merecen ser olvidados .
Son temas recurrentes sobre los que hay que insistir una y otra vez.
1. El Criptogate:
La estafa cometida con la participación
decisoria del Presidente Milei ha ido abandonando lenta pero sistemáticamente
la primera plana de los diarios y medios de comunicación. No hay que
permitirlo. Hay que seguir recordando de tanto en tanto para que la comunidad
no pierda pisada al accionar de fiscales y jueces cuya falta de celeridad es ya
una costumbre nacional. Tener un Presidente estafador no es poca cosa y nadie
jamás hizo el menor intento plausible por explicar lo sucedido . Volveremos
recurrentemente al tema.
2. La presión cambiaría:
Nadie quiere propiciar una devaluación. Todos
conocemos por experiencia propia el impacto inflacionario que esto representa,
y el gobierno, menos que nadie, intenta a toda costa evitarla. Pero el
mecanismo de atrasar el tipo de cambio y procurar sostener este atraso con
deuda parece descabellado . Hay que seguir atentamente los acontecimientos, y
no deja de asustar el ver un gobierno mendicante que cifra todas sus
expectativas de sostenimiento de su programa económico en la contracción de más
deuda con el FMI.
3. La situación de los jubilados y la represión
contra las muestras de disenso:
La postergación económica del sector pasivo
argentino es y ha sido desde hace muchísimo tiempo una deuda pendiente de
nuestra sociedad. A la difícil situación que se arrastraba, este gobierno le ha
añadido un importante retraso adicional que, combinado con la quita de
subsidios a remedios y el incremento brutal de las tarifas de servicios
públicos, representa un combo negativo que está sumiendo en la desesperación
sobre todo a los beneficiarios más bajos en la escala jubilatoria. No hay
canales de diálogo, ni búsqueda de soluciones concertadas . Lo que hay es
maniobras muy sospechosas para conseguir el número justo de parlamentarios que
sostengan los vetos presidenciales contra toda decisión que mejore o procure
mejorar la situación de los jubilados, y represión brutal contra todo aquel que
quiera manifestar su disenso en forma pública. No abandonemos a nuestros viejos
.
4. La situación de la Universidad Pública y el
sector educativo:
El gobierno nacional ha desfinanciado
severamente todo lo atinente a la Educación Pública. Las marchas
multitudinarias y pacíficas en su defensa han quedado ya atrás en el tiempo, el
problema se ha agravado y también aquí la actualidad ha desplazado la cuestión
de la centralidad de la atención del público general. No hay que dejar que esto
suceda.
5. La parálisis, estigmatización y
desfinanciamiento de la Obra Pública ha adquirido proporciones insoportables:
Tengo pensado un artículo específico para tratar
esta temática. Hoy solo quiero dejar constancia de que se trata de uno de los
más serios problemas de resolución futura que está dejando como secuela
negativa la administración libertaria. El desmoronamiento progresivo de la
infraestructura pública en todas sus facetas tiene un altísimo costo económico
y un grave deterioro en la calidad de vida de las personas cuya medición
estadística no es tan fácil, pero cuyos efectos concretos ya se están empezando
a vislumbrar.
6. La ruptura de consensos básicos:
Estructurar consensos aceptados por la
generalidad es una construcción que lleva décadas de elaboración y discusión.
Argentina fue construyendo acuerdos sociales que nos distinguen de otras
naciones del planeta. La influencia de Sarmiento y su énfasis en la educación
como herramienta indispensable del progreso de los pueblos se ratificó con los
años y las luchas universitarias fueron plasmando una sociedad distintiva que
permitió el desarrollo de una clase media potente que era motivo de orgullo
nacional. Ese consenso está hoy amenazado por un gobierno que rechaza y
desprecia la participación del público en materia educativa.
Más de medio siglo de interrupciones de la
normalidad institucional democrática nos condujeron a una sangrienta dictadura
militar. La dolorosa salida de ese trágico momento de nuestra historia permitió
afianzar la idea del Nunca Más y se instauró un régimen democrático y
republicano que hoy se cuestiona. Voceros del gobierno, con el pretexto de una
revisión histórica, en el fondo buscan excusas para justificar lo
injustificable .
Otro consenso básico que se gestionó a base de
luchas y reclamos continuos a lo largo de muchísimos años, es el del respeto
profundo a las minorías discriminadas . En un burdo ataque el propio Presidente
califica en foros internacionales a este tipo de acuerdo social, fatigosamente
desarrollado, como parte de una ideología “ wake ”, cuya destrucción él y sus
acólitos procuran librar a través de lo que han dado en llamar la “ batalla
cultural ”.
Finalmente, y para no abundar, uno de los
principales puntos en que todos los argentinos tenían una opinión consolidada y
unánime era el concepto de Soberanía Nacional , que incluye expresamente la
reivindicación del dominio argentino en las Islas Malvinas. Hoy el Presidente
de la Nación, confeso admirador de Margaret Tatcher, organiza un acto dejando
fuera a ex combatientes (solo pueden ingresar al mismo los que presidencia
autoriza), y balbucea un discurso incomprensible que deja entreabierta la
posibilidad de una eventual y futura autodeterminación de los kelpers.
Ridículo y preocupante. Estamos en presencia de
un gobierno anarco (a confesión de prueba relevante de parte) que quiere
destruir todos los puntos programáticos elementales que como sociedad hemos
sabido consolidar hasta el día de hoy. No tenemos que dejar que logren su
objetivo.
7. La pérdida de la Identidad Política:
Un amigo mío, suscriptor de esta página, me
pide un artículo sobre la actualidad del peronismo . Tema urticante, me
comenta. Espero poder redactar algo en las próximas entregas. La
desarticulación de las instituciones viene de la mano de la desintegración de
los partidos políticos como manera de identificación de lineamientos
programáticos que un votante usaba a manera de brújula para decidir su voto.
Hemos destruido los partidos y proliferan las aventuras individuales.
Votar un peronista hoy puede ser sinónimo de
regalarle diputados nacionales obsecuentes a las políticas de Milei. Votar un
radical quizás signifique consagrar un parlamentario nacional que convalide el
ataque a la Universidad Pública y convalide la designación de jueces por
decreto. Votar un liberal puede indicar que se apoya a diputados que avalan
represión y políticas que implican intervención del Banco Central de la República
Argentina para sostener una política cambiaria atentatoria de los principios
del libre mercado. Votar a alguien del PRO puede ser estar atacando al fundador
de ese partido, Mauricio Macri, y contribuir al desgaste de la administración
de CABA en manos de su primo Jorge Macri. Votar un kirchnerista puede
significar sumar adhesiones contra Axel Kicillof. Todo muy loco.
Esta crisis de la identidad política debe
esclarecerse cuanto antes. Estamos transcurriendo un año electoral, y el
votante debe saber con claridad que es lo que está votando y poder predecir, al
menos con algún grado de certeza, la posición que adoptará en el futuro el
candidato elegido.
La crisis de la Democracia Argentina y el
silencio con que nuestra sociedad consciente los ataques presidenciales a la
institucionalidad, son, aunque nos duela, el subproducto necesario del fracaso
de los partidos políticos.
Buenos Aires, abril de 2025.
Por Sisto Terán Nougués