Empezó el año con el mejor regalo.
Sin envoltorios estrafalarios y de calce perfecto. No
se lava ni se plancha, lo puedo usar y sentir cuando se me dé la gana.
Una simple frase que de simple no tiene nada, que
puede ser abrazo, sonrisa y llanto. También puede ser recuerdos antiguos, de
cuando él era niño, o de hace unos días cuando lo veía cocinar con pasión.
Con las cosas más cotidianas o con las palabras justas
es posible hacer crecer el mundo hasta no sé dónde, y sentir a la vida en cada
rinconcito de la piel. Las palabras pueden hacer magia.
“Gracias Viejo, por todo”.
Voy leyendo varias veces al mensaje porque siento que eso
es la felicidad.
¿Puede haber algo más lindo para un enero cuando
recién empieza el año?
Un hijo agradecido, agradeciendo a
un padre agradecido.
La frase es hermosa, poética. ¿Acaso no es la poesía une
flecha que conmueve?
Podríamos decir que la especie está salvada, aunque
sería muy fácil para la especie, pero nos da la esperanza de que todavía hay un
camino por recorrer y ser mejores: el
camino de los afectos.
La vuelvo a leer y siento un destello de amor que
suena más fuerte que los cohetes de fin de año y sabe más sabroso que tantas
cosas ricas en la mesa de navidad.
Y sí… la disputa cotidiana entre los afectos y las
cosas está siempre presente, y ya sabemos que, a la hora de elegir en esta
modernidad sin alma, los afectos pierden por goleada, y aunque la inteligencia
artificial no esté de acuerdo, solo otros humanos, como los hijos en este caso,
pueden darnos un empate.
Los hijos ¡Qué cosa tiene la vida! ¡Cómo es que ocurre
toda esa magia y todo ese misterio! ¡Cómo es que los hacemos y hasta se nos
parecen! ¡Cómo es que ellos también tendrán hijos!
Y uno que fue o es hijo, con padres que están o no
están, no deja de repasar los momentos felices y las deudas pendientes que ya
no se pueden saldar. Lo feliz podemos transmitirlo, y lo pendiente saldarlo, si
estamos a tiempo.
El dinero es importante, vaya si no, pero cuan
importantes son los afectos de los hijos, los padres, las parejas, los amigos,
¿cómo hacer para no descuidarlos?
Ya sé que suena medio cursi, medio a que siempre lo decimos,
pero no lo hacemos, a culpas que pasan rápido cuando suena el celular, pero
bueno, empecemos el año valorando lo que tiene real valor.
Empecemos el año cuidando los
afectos
Empecemos el año Agradeciendo
Juan Serra