La ciudad parecía colgada de sogas de humo. Cientos de
Farmacias y Droguerías seguían ardiendo. Algo nuevo se diseminaba por todas
partes. Olisqueaba a protesta social.
Miles de personas, que ya no eran curiosos, festejaban
a los gritos alrededor de los incendios. Bailaban contorneándose como las
llamas. Los bomberos también festejaban. Sirenas y cumbias reemplazaban el
agua, aunque de vez en cuando partía un chorro hacia la multitud acalorada.
Más que una fiesta parecía un carnaval. El fuego se
mostraba tan prolijo en su destrucción que al decir de los bailarines “no se
salvaron ni los genioles”. Algunos audaces subían a las balanzas carbonizadas
para ver cómo el sobrepeso quedaba en cero.
Los informativos repetían de manera morbosa que en
menos de seis horas se prendieron fuego 1.647 farmacias en todo el país, y
pasaban el video de José Galindo, un jubilado mediático que desde hacía tiempo
venía arengando en las Plazas: “Nos educan para no saber que los remedios
empobrecen, enferman y matan”.
Hasta los Servicios Secretos fueron sorprendidos.
Nadie esperaba que de la noche a la mañana se arme semejante “bolonqui”. Las
primeras sospechas fueron hacia los Jubilados, que al fin y al cabo tenían
fundadas razones para protestar. Se allanaron sus Centros de Reunión y la
policía se infiltró en las marchas de los miércoles, en las colas de los Bancos
y en las Agencias del PAMI. Hubo cientos de detenidos. Las comisarías se
llenaron de viejos que no paraban de toser y mear. El “mutismo ciudadano”
empantanó todas las investigaciones y en una semana no quedó ningún detenido.
Lo único visible fueron las miles de pintadas que días
antes aparecieron en las paredes con la consigna “La Hora Azul”.
Cuando los investigadores acudieron a las redes y a
los algoritmos informáticos encontraron dos videos en YouTube que desde hacía
meses tenían millones de visitas y se reproducían de forma sospechosa.
Uno era del sitio “Metabolismo TV”, donde su fundador,
Frank Suárez, alertaba sobre el complot de Laboratorios, científicos y médicos
que recetaban “estatinas” para el colesterol, sabiendo que ese medicamento era
tremendamente perjudicial y que, en vez de aliviar los problemas cardíacos, los
producía. Igualmente, con los anti depresivos y los tratamientos de
quimioterapia, todas terapias insanas. https://www.youtube.com/watch?v=KkQNyXmPFxM
Frank Suárez aseguraba con pruebas en la mano que “se
inventó el mito del colesterol y el mito de las estatinas para ganar dinero a
costa de la salud de la gente”. https://www.youtube.com/watch?v=b3KeJ8DFjwQ&t=19s
Fue tan fundada la denuncia y tanta la preocupación
producida en los grandes laboratorios, que el 25 de febrero del 2021 Frank fue
asesinado, siendo arrojado desde el noveno piso de su departamento en Costa
Rica, y difundiendo los medios que “se trató de un suicidio”.
Lo otro que inundó las redes fue lo que había ocurrido
el 26 de junio de 1969 a la madrugada, (https://www.youtube.com/watch?v=w10PPltkjw4)
en plena dictadura del general Onganía, cuando en repudio a la visita de David
Rockefeller se incendiaron 14 supermercados de la cadena “Minimax” con
sofisticadas bombas incendiarias que, se sospechaba, estaban dentro de los
dentífricos “Colgate”, los shampoo “Pantene” para la caspa y picazón y el papel
higiénico “Campanita” suave.
Luego de tres años El Ministerio de Seguridad de la
Nación cerró el caso, las Compañías de Seguro reconocieron todos los daños y en
esos lugares nunca más abrió una Farmacia. Las ventas de medicamentos cayeron
estrepitosamente y la salud de la población comenzó a mejorar. Ya pocos se
enfermaban de contra-indicaciones.
El nombre Azul, tanto para niñas como para niños se
hizo muy popular.
Los abuelos disfrutaban llamar así a sus nietos.
Juan Serra